CMM buscó a su amigo Julio Castro desde el primer día de su desaparición, denunció el hecho y dejó el caso en su literatura, tal vez como la forma más elevada de mantener su recuerdo
"Voy a atenerme a los
datos comprobados y
averiguados en torno a la desaparición de Julio Castro"
“Había que responder
que allí no estaba, que nunca había estado entre ellos, que nunca nadie le
había hecho hundir la cabeza en el bidón de los fusileros de la marina; había
que contestar así y disponer que la camioneta Indio pasase a disolverse en el
aire”, que había
viajado en Pluna y hasta que era muy pintún y se había ido con otra mujer. Treinta
y cuatro años después aparecieron un zapato y un cráneo con orificio de bala
enterrados en un batallón de infantería y del modo más bárbaro pusieron fin a
la incertidumbre acerca del destino Julio Castro, desaparecido el 1º de agosto
de 1977.
Aquella mañana de un Uruguay sombrío, Castro
tenía previsto asistir a un entierro en el cementerio del Buceo pero no llegó.
Aquella noche Julio Castro y su esposa Zaira
habían invitado a cenar a Carlos Martínez Moreno (CMM) y a su esposa Carmen
García. El lunes se complicó y en la tarde Carmen llamó a Zaira para posponer
el encuentro.
“Julio desapareció esta mañana”, dijo Zaira a
Carmen y al rato Carlos y Carmen estaban en casa de los Castro.
Desde el mismo día de la desaparición de Julio Castro
y junto con otros amigos, CMM trabajó incansablemente por recuperar a su
compañero de tantos años en el semanario Marcha, al amigo al que regañaba por
exponerse cada vez que iba por su estudio a ponerse al tanto de la situación de Líber Seregni, preso por la
dictadura. “No vengas más por el estudio que el lugar está quemado”, le decía
CMM que tenía a su cargo la defensa de Seregni.
El recuerdo de su amigo y compañero en el
semanario Marcha, impulsó a CMM a buscarlo, a denunciar su desaparición dentro
y fuera del país y a crear literatura, tal vez como la más elevada forma de
mantener su memoria.
Se trnscriben a continuación, algunos textos con la intención
de mantener la memoria de la valentía y el compromiso que en
medio de la oscuridad de la dictadura, CMM mantuvo con su amigo, con la resistencia
a aquella barbarie, con los derechos humanos, con la independencia de criterio
y la libertad del creador.
Una vez exiliado en España, CMM se encontró con
el crítico Ángel Rama, quien dejó constancia en sus diarios de esos encuentros
en los que se habló de la desaparición de Castro.
Rama apuntó en sus escritos de 1978 que CMM tenía
en mente escribir un libro que estimó que sería un aporte valioso para la
preservación de la memoria de la historia reciente y que cuando era presente terrible
tuvo tanto para Rama como a CMM como protagonistas de primer orden.
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