viernes, 12 de noviembre de 2010

Murió Gustavo Escanlar (1962 - 2010)

Cordial, provocativo, excesivo y contradictorio


por Julio J. Scavino

A principios de los ochenta y como uno de los tantos movimientos, procesos y acciones en los que b
uena parte de la sociedad -no sólo los partidos políticos- se embarcó para sacarnos de encima la dictadura, emergió una corriente de jóvenes que se expresó en "revistas alternativas", boliches como "Juntacadáveres" y a través de diversas formas de música, entre ellas el rock nacional.

Gustavo Escanlar emergió como uno de los referentes de esa "corriente" a la que se le llamó "under" o "alternativa" y en aquel momento fue uno de los "parricidas" que arremetió en general contra la generación del 45 y en particular contra "intocables" como Mario Benedetti y Eduardo Galeano.

Todo aquel proceso, Escanlar y otros protagonistas de aquella movida, lo habían enterrado explícitamente y bien enterrado. Algunos de ellos solían reírse de los tiempos en que habían cuestionado a los medios masivos de comunicación desde sus sillones de editores o sillas de redactores en diversas secciones o suplementos de cultura.

La provocación permanente y el exceso fueron su estilo y lo desarrolló en todos los ámbitos en que se expresó. El rechazo que generaba era casi del mismo tenor que el reconocimiento de que se trataba de un tipo inteligente, con humor y con una excelente capacidad de escritura.

En los últimos tiempos y con patente de inimputable, escribió lo que muchos querían decir pero no se animaban a hacerlo y poner su firma al pie. ¿Cretino útil? De ninguna manera. Era bien consciente de lo que hacía y no dudo que lo que expresaba era lo que pensaba.

Ni cretino, ni útil.

En su persona, Búsqueda decretó una suerte de caducidad de la pretensión punitiva ante hechos de violación a la ética de los periodistas. Plagió, lo despidieron, pasó un par de años, lo contrataron y luego lo nombraron editor de la sección cultura. Todo el mundo tiene derecho a equivocarse, a ser perdonado y a seguir para adelante. Tal parece haber sido la convicción de los responsables del semanario que trata de mantener una línea fuertemente apegada a la ética de la profesión periodística y donde trabajan varios referentes de la profesión y en materia de ética periodistica.

La última vez que conversé con él fue hace un par de meses en la parada de 18 y Ejido. Era vecino de Malvín y a veces coincidíamos en el transporte capitalino.

Habíamos quedado en que le acercaría las nuevas ediciones de las novelas recientemente editadas de Carlos Martínez Moreno y se había mostrado interesado en publicar algo.

Siempre mantuvimos un trato cordial.

Hoy murió Escanlar. Tenía 47 años y dos hijos.

Así, cordial, provocativo, excesivo y contradictorio, lo recordaré.

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